Durante dos años la población mundial estuvo confinada a sus casas por la situación de salud en
relación con el COVID 19; situación que hizo que todos los esfuerzos a nivel de salud se centraran
en tratamientos, vacunas y procedimientos físicos, pero se olvidó la salud mental, lo que significa el
hecho de no poder ver a las familias, seres queridos y amigos. Y la perdida de miles de vidas humanas
de aquellas personas con las cuales tenían vínculos importantes como abuelos, padres, hijos y la
incapacidad para lograr realizar adecuados procesos de despedida, lo cual permite el inicio sano no
patológico de los procesos de duelo.
Todas estas situaciones sumados a los pocos recursos o herramientas de afrontamiento generaron
hoy en día el aumento de enfermedades a nivel de salud mental como son los trastornos del estado
de ánimo especialmente depresión y distimia, lo que ha estado vinculado a su vez con el aumento
de ideación y conductas suicidas especialmente en niños, adolescentes y adultos mayores; por otro
lado, se ha encontrado según la OMS el aumento en trastornos de ansiedad especialmente
trastornos de ansiedad específica y generalizada, lo que afecta la diferentes áreas de ajuste de las
personas.
En un estudio realizado por Alvarado 2020 denominado “COVID 19 salud mental y enfermedades
psiquiátricas, revisión de la literatura en PUBMED, durante los primeros meses de la pandemia” se
encontró que las consultas a nivel de psicología y psiquiatría en relación con años anteriores habían
estado en aumento donde se identificaron problemáticas relacionadas como se nombró
anteriormente con trastornos de estrés, estrés postraumático, síndrome de Burnout especialmente
en profesionales de la salud.
Situación que hoy en día va en aumento por la falta de procesos
interventivos en la población.
Por otro lado, algunos científicos hacen referencia a este momento de la vida como la segunda
pandemia en relación con las consecuencias del inadecuado manejo de la salud mental, de las pocas
habilidades que tiene el ser humano para enfrentar las circunstancias difíciles de la vida, lo cual hace
que se pierda el sentido de la vida; el sentido de su existencia. Aumentando la sensación de dolor y
sufrimiento de la cual no tiene control las personas.
Teniendo en cuenta estas variables se ve la necesidad de realizar desde el área de psicología y
psiquiatría procesos de intervención que permitan el desarrollo de estrategias de afrontamiento
claras, coherentes y adecuadas tanto a nivel individual como a nivel de poblaciones específicas; es
necesario iniciar un proceso de manejo y desarrollo de habilidades para la vida como son la
resolución de conflictos, empatía, asertividad en los procesos comunicativos, toma de decisiones,
desarrollo de pensamiento, crítico y creativo.
Por lo cual es importante que los entes gubernamentales generen programas que permitan la
atención a esta población vulnerable a nivel de salud mental; programas que permitan el desarrollo
de competencias para enfrentar la vida tanto a nivel de la infancia, adolescencia como en el adulto
mayor. Y con ello se logre la disminución de los casos a nivel de suicidio o mejora la calidad de vida
en la población. Es importante llamar la atención del gobierno sobre la atención en esta nueva
pandemia, la cual es silenciosa pero que día a día genera mayores afectaciones a la población.
De igual forma fortalecer desde la academia en la formación de profesionales del área de la salud
en la adquisición y desarrollo de habilidades terapéuticas, en procesos de auxilios psicológicos,
intervención psicoterapéutica y especialmente en el proceso de atención e intervención
en pensamiento, conducta suicida.
Bibliografía.
Alvarado E, (2020), COVID19 Salud Mental y enfermedades psiquiátricas, revisión de la literatura
en PUBMED durante los primeros meses de la pandemia.
Por. Beatriz Basabe Cruz.
Magister en psicología.
Programa Psicología