Después de permanecer 14 años como secretaria general de la Facultad de Medicina hoy se despide la señora Maira Royero, una mujer que se destacó por su amabilidad, compromiso, don de gentes y cariño con toda la comunidad académica.
Mairita, como cariñosamente la llaman, inició su labor en la Universidad en el año 2009, asumiendo como secretaria, trabajo que la llevó a convertirse en al más querida de la facultad por parte de los estudiantes, quienes ven en ella una segunda madre, una mujer ejemplar que siempre estuvo dispuesta a ayudar y servir.
“Recuerdo que llegué a trabajar a la Universidad un 8 de julio, estaba como decano el médico Eduardo Barreneche Baute, y tenía la posibilidad de ascender laboralmente, pero fue tanto el amor que recibí por parte de toda la comunidad universitaria que me quedé en el cargo; Dios me puso ahí con un propósito”, dijo Mairita.
Maira Royero, es administradora hospitalaria de Coruniversitec de Bogotá, ciudad en la que vivió por 12 años, y donde además ejerció como profesora de matemáticas y aritmética en el Colegio Instituto Decroly, experiencia que le permitió conocer el ámbito académico.
Tras su regreso a Santa Marta, Mairita trabajó como administradora en la Clínica el Prado, Clínica Mar Caribe; posteriormente se empleó en el Seguro Social y en el Centro de Educación en Salud del Magdalena (Cesmag) e ingresó a la Universidad Cooperativa de Colombia.
Esta chiriguanera cuenta con orgullo que además de los miles de “hijos” (refiriéndose a los estudiantes y egresados de la facultad), tiene un hijo médico egresado de esta alma mater, y que actualmente labora en Cúcuta, dejando en alto el nombre de la UCC.
“Gracias a Dios y a la Universidad, además de permitirme trabajar, pude ver hecho realidad el sueño de mi hijo al convertirse en profesional de la salud, y así como los miles de hijos e hijas que siempre atendí con amor y que siempre llevaré en mi corazón”, dijo.
Otro de sus hijos vive actualmente en Estados Unidos y dijo sentirse realizada al ver a sus dos hijos hechos profesionales, ejerciendo y dejando una familia y un legado que aporte a un país.
Finalmente indicó: “nunca dejaré de decirles ‘hijos’ a todos los estudiantes y egresados con los que tuve la oportunidad de compartir y ayudar, para mi fue una bendición hacer parte de su proceso y dejar una huellita en sus corazones”.
Sin duda un descanso muy merecido para Mairita, quien a partir de ahora compartirá junto a sus seres queridos y dejará una huella indeleble en toda a comunidad universitaria de la UCC.
Te amamos Mairita y gracias por todo.