Las niñas y los niños que asisten a consulta reciben dulces y unas libretas muy especiales, donde pueden escribir o dibujar sus ideas, emociones y sueños. Este pequeño gesto se convierte en una herramienta que fortalece la expresión emocional y hace del consultorio un espacio seguro, acogedor y lleno de esperanza.
La actividad beneficia a las niñas, los niños y sus familias, y al mismo tiempo aporta a la formación de las y los practicantes, quienes aprenden que la salud mental también se construye desde el juego y los momentos compartidos.
Cuidar la mente también puede ser divertido y Halloween es el momento perfecto para recordarlo.