La Ciénaga Grande de Santa Marta, uno de los ecosistemas más importantes del litoral Caribe, tiene gravemente comprometido su futuro, debido a las transformaciones ambientales generadas por acción antrópica. La deforestación, la urbanización informal, la contaminación afectan en forma acelerada la vida silvestre de la ciénaga grande. Este sistema de humedales está conformado por más de 20 lagunas, con diferentes niveles de sedimentación y salinidad, de las cuales la Ciénaga Grande de Santa Marta es la de mayor tamaño, con cuatro mil 280 kilómetros cuadrados La problemática no es nueva: entre 1956 y 1960 se construyó la carretera que va de Barranquilla a Ciénaga lo cual causó que se interrumpieran los flujos de agua entre la Ciénaga, el río Magdalena y el mar Caribe, con el consecuente incremento de la salinidad en los suelos de manglar y cuerpos de agua internos.
Como resultado de ello se perdieron miles de hectáreas de bosques de manglar, se afectó la biodiversidad y disminuyeron los recursos pesqueros. Los reportes oficiales informan que entre 1956 y 1995 se perdieron unos 285.7 km2 de bosques de manglar, equivalentes al 55.8% de la cobertura original en 1956.
El Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras – Invemar, señala que en 2014 se registraron incrementos importantes en los niveles de salinidad en suelos del manglar, tendencia que se ha mantenido desde 2012, debido a la baja precipitación registrada en los últimos años y al escaso mantenimiento de algunos sectores de los caños. En 2014 hubo más de tres mortandades masivas de peces. El 19 de septiembre de 2014 y el 16 de junio de 2015 se presentaron dos fenómenos severos de este tipo; el último reseñado dejó más de cinco toneladas de peces y animales muertos.
Toda esta afectación ambiental involucra un fenómeno social de empobrecimiento de las comunidades que viven de la Ciénaga, la cual abarca territorios de 12 municipios (Ciénaga, Pueblo Vejo, Sitionuevo, Remolino, Salamina, El Piñón, Pivijay, El Retén, Aracataca, Zona Bananera, Cerro de San Antonio y Concordia) y, al menos, nueve pueblos palafíticos, entre los que se destacan Nueva Venecia, Trojas de Cataca y Buena Vista. En la zona de influencia del ecosistema residen aproximadamente 400 mil habitantes, de los cuales cinco mil son pescadores.
En 1998 fue declarado zona de la convención de Ramsar, cuya misión es la conservación y el uso racional de los humedales, mediante acciones locales y nacionales y gracias a la cooperación internacional, como contribución al logro de un desarrollo sostenible en todo el mundo. Además, la Ciénaga cuenta con otras declaratorias que reafirman su trascendencia e importancia ecológica: Santuario de Fauna y Flora, 1977; Zona de Reserva Exclusiva, 1978; Reserva de la Biosfera – UNESCO, 2000.
Según el Ministerio de Medio Ambiente, la Ciénaga es el humedal estuarino más importante del país, debido a su área, que contiene a la laguna costera más grande de Colombia.
Su valor socioeconómico está representado por los recursos pesqueros y las actividades agropecuarias de las cuales dependen las poblaciones asentadas de la región. Con base en todos estos elementos característicos de este ecosistema, la facultad de Ingeniería ha considerado fundamental investigar en sus elementos de fauna, flora, agua, aire, de tal forma que se pueda contribuir a la preservación de la Ciénaga Grande de Santa Marta.
Está ha sido una de las razones por las que se ha formulado el proyecto “Co-creación de un vivero de especies de manglar bajo el enfoque de laboratorio vivo para la reforestación de zonas degradadas en la Ciénaga Grande de Santa Marta municipio de Puebloviejo - Colombia”, liderado por la Ingeniera María Margarita Sierra Carrillo y por la profesora Sandra Milena Ruiz del Campus Bucaramanga.
Este proyecto busca que, a partir de una iniciativa de reforestación del bosque de mangle, se logre integrar el trabajo comunitario y la reafirmación de conciencia de recuperación ambiental en un entorno tan importante como la ciénaga grande.
El proyecto de investigación ha involucrado estudiantes de ingeniería ambiental que han tenido la oportunidad de visitar la ciénaga, de interactuar con las comunidades que viven en la ciénaga y observar directamente todos los elementos de fauna, flora que están presentes en este ecosistema.
Ha sido una experiencia invaluable en el aprendizaje de los estudiantes, que contribuye a fortalecer el amor por lo propio y arraigo en la identidad de nuestra región.