Sin embargo, ha sido el paso desmedido que lleva el ser humano por el planeta, lo que hoy nos hace reflexionar sobre la deuda ambiental que tenemos con nuestro entorno, hablar de deuda es reconocer que desde hace mucho tiempo atrás hemos practicado hábitos insostenibles que han acrecentado las brechas de tipo social, económica y sobre todo ambiental en nuestra sociedad.
Experimentamos en esta era una crisis en materia ambiental que amenaza nuestra existencia en el planeta, las poblaciones con mayor índice de pobreza se convierten en refugiados climáticos a causa de su vulnerabilidad ante los desastres naturales. Sin duda alguna, estamos padeciendo conflictos socioambientales a causa de escases de recursos que generan una fragilidad económica en la sociedad.
Entender las injusticias ambientales, es reconocer que se ha destruido la vida en todas las manifestaciones, es hacernos responsables del deterioro social, ambiental y cultural que se gesta a escala local y global y desde ese mismo reconocimiento del retroceso ambiental que poseemos hasta la fecha, hace que hoy no importe la disciplina que desempeñemos comprendamos lo que significan términos como la extinción de especies, la deforestación, la destrucción de ecosistemas, la contaminación de las matrices agua, aire y suelo, el cambio climático, el agotamiento de los recursos naturales y las enfermedades emergentes que afectan a los seres vivos.
Somos cada vez más una sociedad informada de las consecuencias del cambio climático, una sociedad conocedora de las causas de las principales problemáticas ambientales que nos aquejan, pero el estar bien informado no se hace suficiente para minimizar los impactos que ocasionan nuestros hábitos insostenibles.
El llamado es a pasar de la crítica informativa, hacia un actuar consciente, es movilizarnos en nuestro pequeño entorno para promover prácticas sostenibles que permitan el cuidado y protección de nuestra biodiversidad. Hoy la invitación es que seamos más pasivos en las redes sociales y pasemos hacia un activismo en el mundo real que involucre una participación eficaz, desde el ámbito educativo, desde las comunidades y sobre todo desde la conciencia personal, que hago yo en mi día a día para no estar contribuyendo a la contaminación del planeta?, soy un ciudadano que pienso antes de consumir?, hago buena disposición de mis residuos sólidos?, clasifico de manera consciente los desechos que produzco?, soy un turista responsable en los lugares que visito?, hago uso eficiente de la energía y el agua en mi lugar de trabajo?, apoyo el comercio justo y local?, serían algunos interrogantes que nos debemos hacer para evaluarnos como un ciudadano sostenible.
El tema realmente nos cuestiona y reclama respuestas que deben ir más allá del simple conocimiento de lo que pasa, es el momento de repensar una política orientada a una agenda ambiental coherente con la realidad del país, dejar a un lado el interés económico apoyando la ejecución de proyectos que amenazan con acabar las riquezas naturales de nuestras regiones, es una de las acciones a emprender.
Hoy seamos parte de la solución el planeta y las futuras generaciones nos lo agradecerán.
AUTORES
Freddy Cuervo
Decano de Ingeniería | Santa Marta
Ingeniero
María Margarita Sierra
Profesora Facultad de Ingeniería | Santa Marta
Ingeniera