La investigación, que analizó datos de una encuesta realizada en 43 países con más de 15,000 participantes, exploró las relaciones entre el pensamiento conspirativo, los sentimientos anti-expertos, la confianza institucional y la disposición a recibir vacunas contra el COVID-19.
Los resultados mostraron que la confianza institucional, tanto en el gobierno como en la ciencia, se asoció con una mayor disposición a recibir una vacuna contra el COVID-19. Por otro lado, el pensamiento conspirativo y los sentimientos anti-expertos predijeron una menor confianza en el gobierno y la ciencia, respectivamente. Además, se encontró que la confianza mediaba la relación entre estos dos constructos y las actitudes finales hacia las vacunas. El estudio identificó diferencias significativas entre países en las asociaciones entre estas variables, lo que sugiere que el apoyo de los gobiernos locales a las políticas de prevención del COVID-19 puede influir en las actitudes de las poblaciones hacia las vacunas.
El profesor William Tamayo-Agudelo destacó la importancia de comprender los factores que moldean las actitudes y la reticencia hacia las vacunas en el esfuerzo global por reducir la propagación de enfermedades. Además, enfatizó la necesidad de continuar investigando en este tema y desarrollar intervenciones dirigidas a aumentar la aceptación de las vacunas.
El artículo de libre acceso se puede leer y descargar acá: https://psycnet.apa.org/fulltext/2023-61291-002.html