Gracias al convenio internacional que mantiene la universidad, Anderson pudo fortalecer sus competencias en calidad y eficiencia operativa, preparándose para responder eficazmente a las exigencias de un mercado globalizado donde la mejora continua es fundamental.
Al recibir su certificación, destacó cómo cada pequeño ajuste en un proceso puede generar grandes resultados, un principio esencial de la ingeniería industrial y de la búsqueda constante de la excelencia operativa.
Este logro destaca el esfuerzo de los estudiantes y resalta la importancia de las alianzas internacionales para formar profesionales capaces de transformar su entorno y responder a los retos de un mundo cada vez más interconectado.